jueves, 29 de enero de 2009

Me he despertado de un sueño corto, donde tus ojos suavemente se deslizaban para encontrar mi mirada, de donde tu rostro formaba un placer natural, todo por el hecho de conectar miradas. Un segundo basta para hacer que un gesto forme más que cien palabras en el aire y unas mil más hechas de interrogantes.
Repentinamente desperté y mis ojos volvieron haber las paredes, la distancia y luego la realidad. Mi mente regresa………….y mide el trayecto de donde te encuentras tu hasta la luna donde me encontraba yo.
A veces mi alma se transporta, vuela hacia ti, deshace el muro que divide mi miedo y mi vergüenza, mi duda y todo lo que me separa de ti. Y luego de ello, aterriza muy cerca de tu alma y tu cuerpo, sin mirar hacia abajo me deslizo con los pies descalzos sin miedo al camino, sin miedo a herirme, sigo firme segura de avanzar………………………….Hasta ti.
Allí se le ocurre a mi alma decirte que no existen fronteras, ni miedos frustrados, ni palabras turbias, solo la voz clara, concisa y una ilusión que aguardado lo suficiente para explorar tu corazón. Más mi alma no acepta un no por respuesta, no depara en dudas y sin vacilar toca tu rostro con la delicadeza de un ángel, sin ver defecto alguno en el, se pregunta como puedo un sentimiento navegar y devorar la cobardía en solo suspirar.
Que pasa cuando la distancia se empeña en derrotar toda ciencia y afirmar que la lejanía de tu alma es lo que me separa de ti y no la medida de mis contados pasos que me acercan a tu cuerpo?

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